Naturalista

La inteligencia naturalista es aquella que implica entender el mundo natural y su observación.
Es la que utilizamos para diferenciar el ambiente rural del urbano.


Los niños que desarrollan esta inteligencia son observadores y les gusta experimentar con el entorno, sobre el cual reflexionan y se cuestionan. Suelen manifestar un gran amor por los animales, plantas o incluso por la arquitectura construida por el hombre.



Con el incremento del uso de las nuevas tecnologías esta inteligencia se está perdiendo. Para ello, antiguamente, a los niños de ambientes rurales se les llevaba con sus abuelos, que solían tener granjas o huertos, y allí aprendían directamente por experiencia. Se le encomendaban pequeñas tareas (regar o dar de comer a los animales) de las cuales ellos se hacían responsables.



Actualmente, en las aulas podríamos trabajar con esta inteligencia de las siguientes maneras:

  • Que cada uno de los niños plante una lenteja, garbanzo o judía y se responsabilice de ella regándola y preocupándose de que le dé el sol. Que ellos mismos realicen el recipiente donde vaya a crecer su plantita.
  • Tener una mascota en la clase (esta actividad estaría indicada para niños un poco más mayores). Bien puede ser un pez, un conejo, un periquito, un hámster o cualquier otro animal doméstico de tamaño pequeño que requiera cuidados básicos (darle de comer, limpiar su casa...). Cada niño se llevaría la mascota un fin de semana, lo cuidaría y el primer día de clase contaría a sus compañeros en la asamblea su experiencia. Esta actividad puede tener otra previa de investigación sobre el animal que van a cuidar entre todos.  

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